La fundadora del Museo del Grabado reveló que hubo dos robos anteriores

IRENE PECORA Y SU MARIDO DONARON LA COLECCION INICIAL Y TRABAJARON 20 AÑOS EN EL MUSEO NACIONAL DEL GRABADO
En 2004 faltó un paquete con obras y en enero pasado, por lo menos 74 libros. La semana pasada se denunció el robo de 590 grabados de ese museo nacional.

"Después del niño muerto, María tapa el pozo", dicen en el campo. Irene Pécora es la viuda de Oscar Carlos Pécora.
En 1977, el matrimonio donó su colección de grabados para lo que sería el Museo Nacional del Grabado: "Fue el primer museo del grabado del mundo. Nosotros donamos quince mil grabados con mi marido." Cuenta que lleva sesenta años en el mundo del arte y que ha visitado más de quinientos museos en setenta y ocho países. Muchos de los grabados de la colección los eligió ella. Fue secretaria ad honórem de su marido, que dirigió el Museo Nacional desde la fundación, en 1983, hasta su muerte, en 2003. En el expediente de donación, con fecha de recepción 6 de abril de 1977, figura una cláusula por la cual, de no poder continuar en su función, seguiría "su esposa, Irene de Pécora".Antes de su charla con Clarín, Irene Pécora se reunió con Andrés Duprat, interventor del museo, para hablar sobre el robo de 590 obras que sufrió el museo la semana pasada.—
¿Por qué estaban en la sala de restauración las 590 obras?—
Estaban allí porque no había dónde ponerlas. Casi no se hacían exposiciones de nuestro acervo. Estaba todo archivado en cajoneras con llaves. Ahí iban los grabados, pero como no teníamos suficiente lugar para poner más cajoneras, había grabados y muchos libros con grabados guardados en cajas. Lo que falta estaba todo así, y había siete grabados de Norah Borges preparados y envueltos para prestarlos a una exposición. ¿Quién sabía que estaban ahí? Tiene que ser alguien de adentro. —
¿Cómo cree que se los llevaron?—
Esto tiene que haber sido de noche, porque un paquete de 590 grabados no se lo pueden llevar de día. Se los han llevado todos juntos. Si no, la señora que subía a supervisar tendría que haber notado que estaba el papel roto... no los van a volver a envolver.Pécora asegura que ya no tenía injerencia en el museo: "No podía decir nada. Cuando mi marido vivía yo subía cada semana a revisar todo: esto está mal envuelto, esto mal colocado... pero después, ya no tenía autoridad para entrar al depósito".—
¿Aseguraban las obras?—
No había seguro. Alguna vez pedí que hicieran uno, pero Cultura no tenía dinero. La que arreglaba todo lo que estuviera roto ahí era yo, con mi dinero, salvo una vidriera grande que nos rompieron y Cultura arregló. Ahora Duprat ha pedido diez planeras más, y que cambien todas las llaves: de vitrinas, de planeras, puertas. Puede ser que hicieran copias. Irene Pécora cuenta que la de la semana pasada no es la primera desaparición en el museo. Fuentes de la Secretaría confirmaron que se hizo una denuncia a fines de 2004, "antes de que asumiera Nun", y que se inició un sumario.

"Eran cinco paquetes numerados —cuenta Pécora—. El quinto, el más grande, desapareció. Eso lo habían donado, pero por falta de personal y tiempo, la persona que tenía que catalogarlas no pudo atenderlo. Se esperó demasiado. Lo sacaron del despacho del director y lo dejaron debajo de una escalera. Después, lo subieron a otra habitación. Llegaron cinco paquetes puestos de la mejor manera y cuando los fueron a buscar faltaba uno. Se hizo la denuncia, pero ahí no llegó ni la Policía, ni Cultura, porque fue denunciado como extravío. No robo ni hurto".

La otra denuncia es de enero de 2006. Según la Secretaría, se robaron 74 libros. Pécora habló de muchos más.

¿Cuántos?—

Nos robaron 186 libros con grabados. Había dos vitrinas sin llave; ni a mí ni a la directora nos lo habían dicho. A una de las vitrinas le faltaba la parte del costado. La habían puesto contra una pared, con un cartón adentro. El ladrón corrió el cartón y sacó los libros. Eso todavía está sin arreglar.Pécora habla de un tercer robo que no pudieron confirmar desde la Secretaría: "Hace unos meses, cuando vinieron a sacar unas fotos para un catálogo, ya faltaba uno de los siete grabados de Norah Borges. Creo que ni se denunció, por desidia." Pese a que reconoce que el robo ha servido para que se extremen las medidas de seguridad, a Irene Pécora se le nota la amargura. "Se llevaron tres o cuatro Seoanes, que son importantísimos. El está muerto.

¿Cómo se consiguen ahora?"—

El juez estimó el valor de lo robado en 45 mil dólares. ¿Pueden valer eso?—No. Más de quinientos grabados, que valen como mínimo quinientos pesos cada uno, suman 250 mil pesos. Por barato que sea el grabado, no vale menos; son firmas importantes.

jbordon@clarin.com

Comments

Popular posts from this blog

¿SE USAN LOS TERMINOS DE CURADOR, TECNICO Y ARCHIVISTA EN FORMA PRECISA EN LA ARGENTINA?

¿SE DEBE COBRAR ENTRADA EN LOS MUSEOS?

Los objetivos del Museo Nacional (de Parana) en 1856