El Shincal: El gran tesoro de la arqueología



Catamarca. El Shincal de Quimivil es objeto de una puesta en valor integral que pretende realzar su rol testimonial y poner a punto su museo.

Por Ariel Arrieta. Revista Ñ.125/12/2013.    


EL "CUSCO ARGENTINO". Escondido en las montañas agrestes del departamento Belén.
Los arqueólogos lo describen como un “yacimiento” inagotable de hallazgos. Los antropólogos indagan en él para conocer cómo vivían en el pasado remoto. Miles de personas organizan excursiones hacia el sitio para dejarse llevar por el asombro y el misterio.
Se trata de El Shincal de Quimivil, el sitio arqueológico más importante que tiene la Argentina, escondido en las montañas agrestes del departamento de Belén, en la provincia de Catamarca.
La ciudad fue, en el esplendor del Imperio Inca, una verdadera joya. Su particular emplazamiento, escondido entre cerros y regado por el río Quimivil, sus altares ceremoniales imponentes hacia el oeste y hacia el este (el más importante, para celebrar a Inti), su organización social y sus riquezas, le valieron entre los científicos la denominación de “el nuevo Cusco”.
La etimología más aceptada indica que el topónimo es una palabra mixta, deriva de la runa simi chillka y la desinencia española al; es decir, significa: “Lugar donde abunda la chilca”.
La chilca, planta también llamada suncho, es un arbusto espinoso que crece en sitios húmedos, cuyo sabor es amargo: con esta planta se prepara una especie de incienso.
Historia y presente
Es que la ciudad tiene todo y respeta, en pequeña escala, la organización de la fortaleza incaica allá, en el lejano Perú. Un acueducto de varios kilómetros llevaba el agua a la población.
Más de 70 construcciones, que –se presume– eran “administrativas”, rodeaban una plaza de armas, además de un centro de ceremonias, dos altares principales para las fiestas más importantes, y un trazado con más de 20 hectáreas custodiando la ciudad.
Toda la disposición de las edificaciones, la orientación hacia un punto cardinal de los muros en armonía con el espacio circundante, la utilización de las vertientes, señalan que la arquitectura fue cuidada al detalle con estrictas instrucciones.
Y su ubicación estratégica a mitad de camino de los poblados pertenecientes al Imperio, ubicados hacia el sur, transformaron a El Shincal en un espacio para multitudinarias reuniones festivas y rituales, probablemente el mejor contexto para la toma de decisiones políticas de los líderes.
Pero todo su valor, todo su potencial se mantuvo durante mucho tiempo olvidado y relegado.
Un acuerdo al que llegaron recientemente el Conicet, el Gobierno de la provincia de Catamarca, y los ministerios de Ciencia y Tecnología y de Turismo de la Nación, con la colaboración de la Fundación Azara, intentará rescatar de la postergación a El Shincal.
Contra el olvido
Adrián Giacchino, presidente de la Fundación, puntualizó cuáles serán los objetivos centrales en la gestión del proyecto: en primer lugar, se mantendrán los aportes orientados a los científicos e investigadores que ya están trabajando en el sitio, para impulsar la producción de conocimiento y nuevos descubrimientos en el campo arqueológico.
Igualmente, parte de los trabajos se orientarán a tratar de preservarlo de la erosión climática. Es que por su particular emplazamiento, y por la rigurosidad de las lluvias que caen en el verano, se forman cárcavas muy profundas que incluso llegaron a poner en riesgo construcciones originales.
Como parte de estas tareas, también se proyecta determinar con los arqueólogos algunas zonas donde están realizando excavaciones, para que queden abiertas y puedan ser visitadas por la gente, en definitiva, para ver de cerca la exploración y el descubrimiento.
Giacchino contó que de parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación se recibirán 3 millones de pesos para llevar adelante todos los trabajos programados. Y que habrá también aportes del Ministerio de Turismo de la Nación y fondos del Estado catamarqueño.
Nuevo museo
El modesto Museo de El Shincal también está dentro de los planes de revalorización y rescate.
Se tratará de pulir la presentación de las piezas que están ya dentro de la pequeña construcción, y que la mayoría de ellas sean originales del sitio, dado que muchas son de otros lugares arqueológicos de Catamarca y de la región.
Se harán intervenciones en la totalidad de las hectáreas del sitio, para tratar de frenar (aunque parezca el colmo: esto sucede) el ingreso de cabras y otros animales, que de alguna manera depredan las construcciones originales.
Tratarán además de controlar la flora local, porque hay muchos puntos en los que las plantas avanzaron sobre las ruinas y las deterioran.
Mejorar las herramientas de comunicación, la capacitación para la conservación, la atención en las áreas públicas, las medidas de seguridad. Todo forma parte de un proyecto ambicioso sobre las ruinas de la ciudad Inca.
Pero hay un punto en el que se pondrá particular atención. Será en potenciar el valor de la información que reciban los visitantes: el objetivo es que quien pise El Shincal, pueda descubrir que no es lo mismo llevarse un llavero, una calcomanía, un folleto, que atesorar el conocimiento sobre la cultura, el arte y la cosmogonía de un pueblo vibrante y vivo.

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